viernes, 17 de agosto de 2018

SOLO, LA ULTIMA AVENTURA. Gordon Tuam

George Stewart Bernui Velarde, con el seudónimo de Gordon Tuam, es un médico de emergencias que no cree en eso de zapatero a tus zapatos y, por lo visto, tampoco cree mucho en la literatura. De lo contrario no habría menoscabado el arte de la narrativa con este abanico de páginas desperdiciadas, una obra tan abúlica que solamente sería útil cuando el empleado de alguna farmacia se ponga terco y no quiera vender alprazolam sin receta: basta con repasar seis o siete páginas de este sedante literario para quedar plácidamente dormido, sin necesidad de pastilla alguna, por lo menos dos días seguidos.
Con una portada que no tiene nada que envidiar a las de las copias piratas de manuales de autoayuda, el Dr. Bernui se manda con una paporreta de más de 100 páginas para hablarnos de un tipo a quien le fue pésimo con sus tres mujeres, tanto que al último, cuando le iban a salir bien las cosas, se muere, y como todo está narrado en primera persona, resulta que todo el relato estaba siendo contado por un muerto. En este caso, un muerto tan aburrido y tan mal escritor que sería capaz de mandar a la tumba a quien sea con su falta de talento. Yo retaría al Dr. Bernui a leer su libraco ante una audiencia y darle una consulta gratuita a cualquiera que no bostece: su consultorio estaría desierto al día siguiente.



El autor ni siquiera se molestó en buscar una editorial, sino que mandó imprimir su obra en uno de esos locales del jirón Rufino Torrico donde hacen facturas y solamente saben leer los dígitos de los billetes que les pongan delante. Hay tal cantidad de incorrecciones gramaticales y ortográficas en este libro que serían suficientes para llenar un estadio. Por ello, no sorprende que ya en las páginas de presentación se den el lujo de poner "AVECES" todo junto y encima en tipos de gigantografía para que sea más rochoso.



En cuanto al contenido, cualquier discurso de borracho en pollada pro fondos de loza deportiva es mucho más coherente que el potpurrí de barbaridades que este doctor mandó a imprimir. Y todo en letras grandes, para que digan que se partió el lomo escribiendo durante meses algo que podría entrar tranquilamente en treinta hojas. Esfuerzo inútil: lo único que consiguió fue exponerse como el responsable de una de las prosas más abominables de la década, como se puede comprobar fácilmente leyendo abajo:



Ahora bien, la edición puede ser un desastre, pero la responsabilidad del desarrollo de la trama (si es que hay alguna) pertenece al autor y allí no se le puede echar la culpa a las tildes faltantes. Las tres historietas que componen esta cosa, y la forma en que están escritas, francamente, dan más lástima que un gato atropellado por un trailer. En el momento en que escribo esto, el doctor está de viaje por Europa. Probablemente se lo tiene bien ganado con su trabajo, pero si va a seguir escribiendo novelas, mejor que se quede allá. Digo esto porque ya existe un libro previo de Gordon Tuam titulado "Emergencia: Un corazón en llamas". No sé cómo se atrevió a lanzar uno más, pero es obvio que el ego tuvo mucho que ver en semejante decisión. ¿Quieren ver la imagen de presentación de su libro anterior?


Yo creo que con eso es más que suficiente: una imagen vale más que mil palabras. Seguid viajando, caballero de oxidada armadura, que a vuestro retorno os espera un par de cabezas rotas que volver a armar y otros tantos abdómenes fileteados que habrá que suturar. Por el bien de la ecología, ojalá ya no se desperdicie más papel en otra novela de este alucinado doctor.

TUAM, Gordon. "SOLO, LA ÚLTIMA AVENTURA". Lima, 2012. George Bernui, Editor. 123 pp.