viernes, 30 de marzo de 2018

EL VENDEPATRIA. Robby Ralston.


Señor, en estos días en que se conmemora la pasión y muerte de tu Hijo Unigénito, aplaca tu ira y sálvanos de estos libros apestosos, al menos por el feriado largo. El año 2008 el publicista Robby Ralston escribió una historia acerca de cómo debía ser el país, en base a una idea que ya había concebido en 1988. Luego de 500 páginas, tuvo que aceptar su fracaso como escritor serio y decidió escribir una especie de sátira donde la solución para el país era venderlo a 3 billones de dólares; así, según él, a cada peruano nos tocaría 100,000 dólares. Para elllo creó una historia con un partido inexistente, "Partido Pragmático del Perú" con un candidato bufonesco. Para promocionar el libro hizo, en la vida real, una campaña mediática (con carteles en las calles, a los que poca gente hizo caso), abrió un perfil en Facebook e invitó a unirse a la "causa" a patitas como Carlos Galdós, Alberto Ñiquen (de La Mula) y al fenilcetonúrico Aldo Mariátegui (bueno, así le dice Rodolfo Ybarra). También hizo su videito, por supuesto. En este delirante proyecto, Ralston llamó incluso a asesores presidenciales y otra gente que no es necesario mencionar. Lo triste es que, al final de cuentas, el libro resultó un fiasco y Ralston quedó mal parado como experto publicista.
Los riesgos de hacer una sátira es que, si te sale bien, te ganas aplausos, pero si te sale mal te vas a la misma mierda. Cuando uno empieza a leer, abre los ojos por ver qué cosa podría ser merecedora de atención.  Pero, a medida que transcurren las páginas, uno se va dando cuenta de que Ralston no es Luis Freire ni tampoco Nicolás Yerovi. Ralston no tiene estilo, no tiene talento para hacer estas cosas.



Una quinta parte del libro la ocupan unos tweets que no hacen sino poner en evidencia la mentalidad pueril con que fue confeccionado este desperdicio. No soy fanático de la ecología, pero cuando pienso en todos los árboles que caen cada día para imprimir libros como este bodrio, me hierve el alma. Pero claro, qué le importa eso a Mesa Redonda con tal que le paguen, porque este libro fue financiado por una empresa llamada Tribal121, quien le encargó el diseño a otra llamada Taller4 y, una vez impresa, encargarle las relaciones públicas a otra llamada Number6. Es decir, todo un equipo de recursos humanos y materiales puestos a disposición de un puterío sin mérito alguno como es "El vendepatria".


No importa lo que Ralston muestra en su video, porque es en el texto donde muestra su corazón político, por eso en su mundo alterno Fujimori es liberado y Toledo condenado a tres años. Y por si esto fuera poco, se da el lujo de ridiculizar y tildar de "cojuda" a la actual conductora de Panorama (aunque no la mencione por su nombre) en la página 79. Todo un personaje este señor. La cosa no mejora cuando uno se pone a examinar lo que aparece en el sitio de Facebook dedicado a este engendro literario: "¿Quieres hijos bilingües? Vota por el Partido Pragmático del Perú". O, si quieres educación de primera, lo vendemos a Finlandia, etc. Yo pregunto... ¿este señor no tenía algo mejor que hacer con su tiempo y dinero? ¿Tan megalómano es Ralston que invirtió tanto para alucinarse el centro de la atención? Por ahí saldrá alguno diciendo, "sí, es su tiempo y su dinero". Pero publicarlo y pedir que la gente pague... ¡42 soles! para rendirle culto comprando su libro es otra cosa. Hay una edición digital por ahí, pero ni siquiera de ese modo les recomendaría leerlo: no les costará dinero, pero perderán su tiempo.

RALSTON, Robby. "EL VENDEPATRIA". Lima, 2015. Editorial Mesa Redonda. 123 pp.

miércoles, 7 de marzo de 2018

EL SÍNDROME DE NADIA - Alec Zander


Alexander Monsefú Mendoza esperó siete años para publicar "El síndrome de Nadia" en 2010, que había escrito el 2003, supongo que para hacerse primero de peculios que le permitieran emprender esta aventura de autopublicar en Calcomanía, un sello de Editorial Mesa Redonda.
La novela empieza describiendo un árbol familiar con demasiados detalles, mandándose con veinte personajes en el primer capítulo, varios de ellos innecesarios; pero eso es lo de menos. Lo primero que se nota al leer esto es la evidente pobreza de la prosa. Alec Zander no es un verdadero escritor, y uno debe resignarse a leer cosas como "Se limpiaba algunas lágrimas que irremediablemente habían brotado de sus ojos", o reírse con construcciones involuntariamente hilarantes como "Nadia no quería decirle a nadie". Algo que deberían saber los aficionados a relatar historias es esto: escribir el relato de un crimen con prosa de Corín Tellado es lo peor que se puede hacer. Porque esta prosa, señores, llena de lugares comunes, redundancias y cursilerías no tiene mucho más que ofrecer que la de Silvia Núñez del Arco. Para remate, Alec Zander no sabe articular debidamente las oraciones mediante la puntuación. En un párrafo, dice: "Mientras Félix perdió su empleo como profesor suplente", sin pausas, cuando lo que quiere decir es: "Mientras tanto, Félix perdió su empleo como profesor suplente...", y ese error se repite en otra página con "Mientras Flora...", etc.


Hay tal cantidad de texto de relleno en esta novela, que resulta penoso terminarla, así que para que no gasten su plata si la ven en alguna feria del libro independiente por ahí, les contaré todo: Nadia Damaro es la típica chica tímida que vive en la casa de una familia numerosa, los Griunde. La joven tiene pesadillas sangrientas y es acosada por su "tío" Roque (en realidad no lo es), pero los Griunde quieren casarla con el empresario Waldo Muniz. Hasta que un día, en un baño, alguien mata al empresario y todos le echan la culpa a Roque, porque también desapareció. En un final inverosímil, Nadia resulta ser una doble asesina, pues ella fue quien demolió al mencionado Roque, a palazos, en un baño (¿de dónde diablos sacó el arma, si llegó a la escena del crimen en la mototaxi del propio Roque?) y, adivinen, justo en ese momento aparece el empresario a sus espaldas, a quien liquida con la misma arma y, no conforme con eso, con sus cincuenta kilitos de peso, arrastra a Roque hacia su mototaxi (sí, todavía estaba vivo), lo sube, conduce hasta la orilla de un río y allí lo remata con el mismo palo, para después arrojarlo a las aguas con vehículo y todo. Ni Harley Quinn en Suicide Squad, señores. Y por si el disparate no fuera suficiente, ella le confiesa todo a su profesora de investigación, la doctora Berta Carrizo, y luego le pide "que la deje sola" para meterse a la tina y "descansar". Por supuesto, ya sabemos lo que eso significa, pero la gran "doctora" (¿de qué "universidad-academia", por Dios?) la deja nomás, para que se corte las venas en sus narices.


Lo último que ha publicado Alec Zander es un libro de cuentos titulado "Deambulando sueños", un título con el cual quiso trangredir el lenguaje y le salió algo sin patas ni cola. Examinando algunos adelantos de los cuentos posteados en dicho libro (que se hallan en el blog del autor) y comparándolos con "El Síndrome de Nadia", es evidente que a la editorial solo le importa la plata que pueda sacar publicando a este señor, sin preocuparse de que no haya hecho nada por corregir sus defectos.

Alec Zander. "EL SÍNDROME DE NADIA". Lima, 2010. Editorial Mesa Redonda (Sello "Calcomanía"). 109 pp.

sábado, 3 de marzo de 2018

SOBRE LOS MOTIVOS PARA ESCRIBIR ESTE BLOG


Si alguien me vende un libro con la promesa de que es bueno, pero resulta todo lo contrario, tengo derecho a protestar y hay muchas formas de hacerlo. Yo he optado por esta manera: haciendo un blog para decir lo que pienso de determinadas publicaciones que me han hecho sentirme estafado. Después de todo, he pagado mi plata, los autores que van a desfilar aquí no son de los que regalan las cosas. Hay algunos pocos casos en los que no he pagado el precio, sino que encontré los libros en remate, pero no eso no quita el derecho de hablar por quienes sí fueron víctimas de estos malos autores.
Una de las cojudeces que a veces salen de boca de ciertos gendarmes de la sociedad consiste en decirle a algún crítico: "¿Y si no te gusta para qué lo lees?", cuando es evidente que para comentar sobre un libro hay que leerlo primero. Pero en un país con tantos de estos cojuditos rondando en los ambientes literarios es necesario hacer algunas aclaraciones.
Leer un libro malo de principio a fin, a regañadientes, es labor de gente que se obliga a efectuar un comentario sobre la obra en su conjunto. Si a un lector cualquiera no le va agradando lo que va leyendo, puede dejar el libro a un lado, del mismo modo que puede salirse del cine cuando una película es una completa mierda. Confieso que dos veces me salí del cine. Pero sí he dejado a medias media docena de novelas, hasta que me cansé y me dije... bueno, si me van a estafar con 25 o hasta 59 soles, tengo que devolverles algo. Y para ello tuve que soplarme las obras completas: solamente así uno puede emitir juicios sobre lo que se ha leído.
Así que decidí hacer este blog, con todos los libros mediocres que han caído en mis manos. Que estas reseñas sean una advertencia para los futuros compradores de este material. Termino esta entrada diciendo que no se fijen en lo que dicen las propias editoriales o los halagos de los amigos. Uno puede tener cien amigos y seguir siendo un mediocre escritor, como todos los que aparecerán en este blog.