miércoles, 7 de marzo de 2018

EL SÍNDROME DE NADIA - Alec Zander


Alexander Monsefú Mendoza esperó siete años para publicar "El síndrome de Nadia" en 2010, que había escrito el 2003, supongo que para hacerse primero de peculios que le permitieran emprender esta aventura de autopublicar en Calcomanía, un sello de Editorial Mesa Redonda.
La novela empieza describiendo un árbol familiar con demasiados detalles, mandándose con veinte personajes en el primer capítulo, varios de ellos innecesarios; pero eso es lo de menos. Lo primero que se nota al leer esto es la evidente pobreza de la prosa. Alec Zander no es un verdadero escritor, y uno debe resignarse a leer cosas como "Se limpiaba algunas lágrimas que irremediablemente habían brotado de sus ojos", o reírse con construcciones involuntariamente hilarantes como "Nadia no quería decirle a nadie". Algo que deberían saber los aficionados a relatar historias es esto: escribir el relato de un crimen con prosa de Corín Tellado es lo peor que se puede hacer. Porque esta prosa, señores, llena de lugares comunes, redundancias y cursilerías no tiene mucho más que ofrecer que la de Silvia Núñez del Arco. Para remate, Alec Zander no sabe articular debidamente las oraciones mediante la puntuación. En un párrafo, dice: "Mientras Félix perdió su empleo como profesor suplente", sin pausas, cuando lo que quiere decir es: "Mientras tanto, Félix perdió su empleo como profesor suplente...", y ese error se repite en otra página con "Mientras Flora...", etc.


Hay tal cantidad de texto de relleno en esta novela, que resulta penoso terminarla, así que para que no gasten su plata si la ven en alguna feria del libro independiente por ahí, les contaré todo: Nadia Damaro es la típica chica tímida que vive en la casa de una familia numerosa, los Griunde. La joven tiene pesadillas sangrientas y es acosada por su "tío" Roque (en realidad no lo es), pero los Griunde quieren casarla con el empresario Waldo Muniz. Hasta que un día, en un baño, alguien mata al empresario y todos le echan la culpa a Roque, porque también desapareció. En un final inverosímil, Nadia resulta ser una doble asesina, pues ella fue quien demolió al mencionado Roque, a palazos, en un baño (¿de dónde diablos sacó el arma, si llegó a la escena del crimen en la mototaxi del propio Roque?) y, adivinen, justo en ese momento aparece el empresario a sus espaldas, a quien liquida con la misma arma y, no conforme con eso, con sus cincuenta kilitos de peso, arrastra a Roque hacia su mototaxi (sí, todavía estaba vivo), lo sube, conduce hasta la orilla de un río y allí lo remata con el mismo palo, para después arrojarlo a las aguas con vehículo y todo. Ni Harley Quinn en Suicide Squad, señores. Y por si el disparate no fuera suficiente, ella le confiesa todo a su profesora de investigación, la doctora Berta Carrizo, y luego le pide "que la deje sola" para meterse a la tina y "descansar". Por supuesto, ya sabemos lo que eso significa, pero la gran "doctora" (¿de qué "universidad-academia", por Dios?) la deja nomás, para que se corte las venas en sus narices.


Lo último que ha publicado Alec Zander es un libro de cuentos titulado "Deambulando sueños", un título con el cual quiso trangredir el lenguaje y le salió algo sin patas ni cola. Examinando algunos adelantos de los cuentos posteados en dicho libro (que se hallan en el blog del autor) y comparándolos con "El Síndrome de Nadia", es evidente que a la editorial solo le importa la plata que pueda sacar publicando a este señor, sin preocuparse de que no haya hecho nada por corregir sus defectos.

Alec Zander. "EL SÍNDROME DE NADIA". Lima, 2010. Editorial Mesa Redonda (Sello "Calcomanía"). 109 pp.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario